Re-Actividad 6_El arquitecto como productor

La primera vez que realicé esta actividad (AQUÍ) ya empecé a plantearme cómo un arquitecto, desde el punto de vista de la producción, puede tener un rol más activo en su trabajo, más que de un mero espectador, es decir qué situaciones tienen que ocurrir para que sea considerado como tal. Yo ponía dos ejemplos en los que los arquitectos se mostraban como productores en dos vertientes:

  • Como parte importante en el «testeo» de su producción, trabajando con modelos a escala real en sus entornos profesionales y mediante el proceso del prueba-error que hace que la implicación sobre el diseño sea mayor y que el propio arquitecto pase de tener un papel más activo en contraposición al papel pasivo.
  • Como portador de valores relativos a la cultura y el patrimonio arquitectónico local con una visión más contemporánea fruto del estudio en contextos culturales ajenos, además de la visión multiescalar que aporta a los procesos de diseño teniendo en cuenta la materialidad, la tradición y la arquitectura.

De todo esto yo extraía finalmente una serie de ideas que se pueden resumir en tener una mirada crítica sobre lo que se proyecta, sobre todo si se considera patrimonio arquitectónico o sobre algo que ya está consolidado pero aportando una visión propia a través de las ideas contemporáneas a partir del bagaje que pueda tener el propio arquitecto, además de tener una implicación mayor durante todo el proceso. Ahora en esta segunda parte de la actividad y de cara a abordar mi Proyecto Fin de Carrera, si me pongo a pensar en qué situación yo mismo me vería retratado como productor y que tendría que pasar para que esto ocurriera sería sin duda una experiencia en la ruina.

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Me imagino poder llegar a visitar una ciudad abandonada, no como turista, sino como arquitecto y experto que va a explorar la propia ruina y a documentarla para llevar a cabo su intervención en ella. Me imagino recorriendo sus calles, sus edificios, sus espacios ocultos, descubriendo sus objetos, lo que se esconde detrás de cada muro, en cada esquina e imaginándome como era la vida allí, hace apenas 40 años. Todo esto influye de forma determinante en la visión que puedo llegar a tener de la ruina y es en ese momento al nutrirme de lo que me rodea, de experimentar cada espacio y vivirlo cuando de verdad me siento preparado para, conociendo el pasado y experimentando el presente, proyectar hacia el futuro.

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Además en esta experiencia no estoy solo, sino que cuento con otros expertos cuyo trabajo ayuda a redescubrir la ruina, aportando su mirada, su punto de vista a través de cada fotografía. Los conocidos exploradores urbanos no son meros turistas, sino que al igual que yo ven en la experiencia dentro de la propia ruina una experiencia para conocer y descubrir la arquitectura oculta. Una forma de cartografiar lo invisible y compartirlo con la sociedad, como por ejemplo hace Jordy Meow con las ruinas del Japón del siglo XX. Considero que desde este punto de vista, mi proyecto no solo puede interesar a este colectivo, sino que además ayuda a que su trabajo, a veces en un segundo plano salga a la luz y ponga de manifiesto que lo desconocido aún tiene mucho que contar y que la arquitectura no es una excepción.

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Como complemento adjunto este vídeo que me muestra a mi como productor en mis entornos más cercanos y que intentar reflejar como, a través de la experiencia en mis entornos locales y espacios cotidianos consigo adquirir la inspiración y las referencias necesarias para adentrarme en este nuevo proceso que es el PFC.

Re-Actividad 5_El kit del arquitecto

La primera vez que realicé esta actividad (AQUÍ), tras el taller en clase con Tomás Sánchez Criado ya me paré a reflexionar acerca de los formatos de trabajo y el equipamiento que necesitaba yo mismo como arquitecto en la investigación para la construcción de mi Proyecto Fin de Carrera. En aquel momento todavía estaba pensando acerca de lo que iba a estudiar, cómo lo iba hacer, las herramientas con las que quería trabajar y cómo me iba a organizar para llevar mi trabajo a buen puerto de cara a la Fase 1 del PFC (que cada vez está más cerca). A día de hoy, donde todas esas líneas que fui trazando se han ido redibujando en mi cabeza y considero que en estos meses he podido avanzar en todos estos factores que he comentado anteriormente.

Así pues, en cuanto a los objetos de estudio, las ideas iniciales ha ido cambiando y ya no interesa tanto para mi proyecto la materialidad como proceso o como conocimiento técnico aplicable a la intervención, sino como escenario de trabajo, como un telón de fondo donde se desarrolla el proyecto. Esas capas que conocíamos como estratigrafía arqueológica ya no forman parte del proceso, sino más bien como lienzo donde la ruina, lo abandonado, lo olvidado se encuentra con el presente y con los futuros posibles que podamos imaginar. Sigue interesándome, sobre todo, la tradición y los modos de vida que se desarrollaban en mi entorno de trabajo, y como poder implementarlos en una nueva ciudad híbrida con una mirada más actual, pero sin perder de vista el pasado, principalmente las actividades que se desarrollaban y como la arquitectura o la tipología formaban parte de esos procesos. En cuanto a las escalas de trabajo me sigue interesando lo vinculado al ámbito urbano y paisajístico ya que considero que mi intervención no puede ceñirse a únicamente un espacio, sino que deber crecer y nutrirse de los entornos próximos (idea de territorio) en busca de un nuevo modelo de ciudad.

Los procedimientos ya no pasan por una experiencia propia en la ruina para conocer los entornos de trabajo ni de compartir dicha experiencia con personas expertas en la materia. Esta fase en la que entro de lleno en un entorno sociotécnico cercano y que ya he recorrido me ha dado una idea muy potente de las sensaciones y los motivos por los cuáles los exploradores urbanos se embarcan en este tipo de experiencias, en los cuáles la ruina y la arquitectura adquieren una nueva dimensión y la adrenalina de ir explorando poco a poco sin saber que vas a encontrarte es la principal motivación. A pesar de ello, creo que ahora debo usar esa experiencia a la hora de proyectar, pasar a la acción con mi PFC y entrar de lleno a plasmar e intervenir con mis ideas en mi ámbito de trabajo desde la propia arquitectura. En ese sentido, las investigaciones que pueda hacer tienen que ver con estilos de vida, las tipologías arquitectónicas y todo aquello que me ayude a conocer un poco más dónde voy a proyectar para extraer una serie de conclusiones o parámetros que terminen por convertirse en «criterios de intervención«.

Pasando a describir las herramientas a utilizar (que tiene que ver con el equipamiento o kit), desde mi punto de vista yo considero que todo arquitecto debería elegir aquellos elementos que tengan que ver con sus intereses o con su trabajo. Con respecto a la primera vez, el trabajo en mi proyecto me ha hecho darme cuenta de otras herramientas que no pude tener en cuenta y que ahora mismo considero también imprescindibles:

  • Las cartografías digitales y el trabajo con sistemas de información geográfica como método y base para indagar en ámbitos de trabajo lejanos y desconocidos como contraposición a los entornos locales, con la información que éstos aportan, y además como herramienta de representación.
  • Las redes sociales, como fruto de una experiencia previa, que pueden servir como un aporte de información, como una nueva mirada que responde a la percepción que tienes los propios usuarios de la ruina y lo abandonado, a través de lo que comparten y que puede ser algo fundamental en zonas que no se conocen a través de la experiencia propia.
  • La propia arquitectura, la tipología sobre la que intervenir, la distribución, el programa, el año en que se construyó, la superficie… son factores que influyen de forma determinante en una intervención sobre elementos ya consolidados.

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Desde el punto de vista de la documentación me sigue interesando principalmente todo lo vinculado a los entornos de trabajo, similares a los del proyecto real que me puede ayudar a conocer un poco más acerca de los materiales y procesos de diseño y constructivos tradicionales también me puede dar pistas de como se comportan y como incluirlos en el proyecto desde una perspectiva más actual de la arquitectura y que papel pueden tener dentro de la intervención.

Por último, de cara a establecer un itinerario básico a seguir para organizarme personalmente durante el desarrollo del PFC en función de las ideas que tengo actualmente sobre formatos de trabajo y entrega, he realizado un calendario, donde se atisba a ver un inicio de como va a ser el camino, aunque durante el proceso podrá verse modificado.

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Re-Actividad 4_Construcción de narrativas

La primera vez que realicé esta actividad (AQUÍ) mi investigación acerca de la temática de mi Proyecto Final de Carrera estaba vinculada a conocer un poco más acerca de los modos de vida y las tradiciones intrínsecas que formaban parte del día a día de la población de la isla abandonada de Hashima. En este caso el tema atravesaba todos aquellos espacios relacionados con la vida pública (calles, espacios comunitarios, mercado, colegio, hospital, trabajo, etc.) y con la vida privada (principalmente lo doméstico), todo ello como una narrativa que explicaba de forma temporal como eran las formas de vida que se desarrollaban diariamente, así como los valores identitarios que se establecían tanto a nivel social, cultural o arquitectónico.

Ahora, a modo de encarar mi Proyecto Fin de Carrera, esta narrativa ya no mira hacia el pasado, sino al presente con una perspectiva de futuro. Basándome en la técnica del collage/fotomontaje he intentado hacer un repaso de todos aquellos espacios (en este caso urbanos) que son atravesados por la temática de mi PFC, la regeneración de la ruina, tratando todos aquellos aspectos a nivel multiescalar que van desde el propio territorio de la isla, el espacio público, la vivienda y los objetos que suponen una nueva capa sobre la propia arquitectura. La idea es intervenir a través de una ciudad híbrida entre la ruina y lo proyectado, donde la ruina es el escenario de diversas situaciones que ponen de manifiesto los modos de vida tradicionales que se desarrollaban en ella. Así pues, los espacios abandonados vuelven a cobrar vida, la vida que un día tuvieron pero dejando claro que el espacio no es un espacio cualquiera, sino que es ruina y que por tanto, refleja aquellas situaciones que un día se generaron entre sus paredes. Al trabajar a nivel urbano no solo nos centramos en un espacio doméstico, sino también en aquellos que formaban parte de la vida pública como pueden ser los baños, los huertos urbanos, las calles, el mercado, etc.

Pero no solo los espacios existentes pueden ser intervenidos o modificados para permitir esta nueva relación usuario-ruina, sino que también algunos hallazgos inesperados son objeto de proyecto. Así el paso del tiempo ha transformado los espacios de forma completamente inusual para dar cabida a una serie de nuevas situaciones alejadas del uso habitual que se les daba a esos espacios. Las referencias con las que jugaba se desmaterializan ahora para darles mi propia visión, adaptándolas a mi proyecto para entender que a lo mejor no interesa tanto una ciudad vertical u horizontal separada de lo existente, sino que el proyecto debe incidir de lleno en la ruina, evitando la visión meláncolica y romántica que se le da habitualmente y haciéndola partícipe y protagonista de la nueva vida urbana que se ve a generar y que va a permitir la exploración por parte de los turistas que se acercan cada año para redescubrir lo que un día fue la isla de Hashima y como se vivía en ella, a modo de valorar su patrimonio. Trabajando con la arquitectura a distintos niveles tengo claro que mi intervención va a ser un reflejo claro de quién soy y quién quiero ser yo como arquitecto actualmente y en el futuro, y así, igual que mi proyecto mira hacia el pasado para proyectar en el presente, yo me miro a mi mismo y me ayudo de lo que he aprendido en estos años para intervenir con mi Proyecto Fin de Carrera.

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Re-Actividad 3_La luz de la ruina

La primera vez que realicé esta actividad (AQUÍ) la pieza de Curro Claret ya me ayudó a conectar con otras personas o agentes propios de un entorno sociotécnico similar al de mi Proyecto Fin de Carrera, el entorno de la ruina y lo abandonado. En este caso como pieza de mobiliario decidí optar por una lámpara de mesa en lugar de por un taburete ya que me parecía un objeto más útil en entornos de trabajo como la ruina moderna o edificios abandonados que suelen ser ambientes más oscuros y es necesario muchas veces iluminación artificial como linternas o cascos con luz para explorarlos, como ya descubrí durante mis primeras indagaciones en la red acerca del haikyo. Además mis conversaciones con Julia Sarabia, doctora en Historia y Arqueología, a la vez que montábamos la pieza juntos, me ayudaron a conocer una serie de conceptos muy relacionados con el tema de mi trabajo como la estratigrafía arqueológica, además de poder experimentar de primera mano un ejemplo de ciudad abandonada vinculada a la producción y extracción de recursos como es el caso de la Colonia de Santa Eulalia, visitando alguno de sus edificios más característicos.

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A la hora de rehacer esta actividad me planteé la idea de que era para mi el diseño y me di cuenta que de forma insconsciente, en la primera pieza ya había establecido unas líneas básicas de lo que significa o lo que yo entiendo por este concepto. Con la lámpara estaba, por un lado, planteando una solución a través del diseño que respondía a las necesidades de unos entornos de trabajo concretos en los que me muevo con mi Proyecto Fin de Carrera y, por otro, no estaba perdiendo la calidad de lo que se diseña, con una estética simple, cuidada en la materialización y con reminiscencias de la arquitectura y el diseño japonés como la pantalla de madera con celosía evocando a un farol. Así pues también me interesaba como insertar la pieza de mobiliario dentro de mi entorno en función de la escala a la que estaba trabajando y en este caso considero que el diseño puede servir tanto a escala doméstica como a una escala urbana. Iluminar un espacio o iluminar una calle no difieren en tanto que al final la función última del objeto sea permitir ver en la oscuridad, dando luz a aquello que no lo tiene.

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En definitiva, para mi un buen diseño ya no es solo aquel que cumple la función para el que ha sido proyectado, sino que tiene que saber transmitir un mensaje, impactar sobre el usuario y sobre todo mantener una esencia y una identidad subjetiva como resultado del trabajo de su autor/diseñador/arquitecto, sin perder de vista la calidad de lo que se diseña y respondiendo en cierto modo al entorno donde se inserta y a la función que tiene que cumplir. Esta definición puede ser perfectamente transescalar y sirve tanto para un objeto como es el caso de esta pieza de mobiliario como para un edificio a través del diseño arquitectónico, como para una ciudad a través del diseño urbano. Independientemente de esto, en el Proyecto Fin de Carrera, lo proyectado, lo intervenido, podrá ser evaluado en función de estos parámetros y en el cual, al final, no solo se podrá detectar lo diseñado, sino también la experiencia e identidad del propio autor volcado sobre el diseño.

Re-Actividad 2_El tema sobre la mesa

La primera vez que realicé esta actividad (AQUÍ) intenté implementar en un único relatograma a modo de collage todas las ideas que, tanto mis compañeros como yo teníamos acerca de mi trabajo. En el desarrollo se podían ver reflejadas cuatro ideas principales: la materialidad de la ruina, las estrategias de la ruina, la ecología de la ruina y compartir la ruina a través de trabajar en entornos y con personas que entiendan del tema con los que poder debatir y compartir las experiencias propias a través de las redes sociales con el mundo. En este caso las ideas han ido evolucionando durante el desarrollo del curso y finalmente en el relatograma inferior se pueden ver todos los agentes que intervienen o han intervenido conforme lo explicado en el resto de actividades y que están estrechamente relacionadas con la ida de una ciudad híbrida que implemente los modos de vida tradicionales con una visión más actual.

RELATOGRAMA FINAL

Podemos detectar como el espacio público y comunitario cobra una gran importancia en contraposición a la domesticidad y que sigue estando presente la idea de que la experiencia de la ruina puede ser compartida a través de las redes sociales para aportar una visión más subjetiva al resto de la sociedad de como esta es percibida. Desde los medios de producción, el comercio y las formas de autoabastecimiento, a la vida urbana y las formas de relación que existían entre los habitantes de la isla, todo en conjunto suponen las ideas de partida con las que trabajar en mi Proyecto Fin de Carrera y que implica trabajar sobre la ciudad consolidada tradicional entendiendo la ruina como protagonista y como lienzo donde se pueden desarrollar las actividades que arriba se muestran, además de otras nuevas.

Re-Actividad 1_Yo, arquitecto

La primera vez que realicé esta actividad (AQUÍ) fue el primer ejercicio del curso y, además, la primera entrada de este blog. En ella llevé a cabo un intento primigenio de retrospección e introspección para saber qué arquitecto era, y en qué arquitecto me quería convertir con este proceso. Con el desarrollo del curso he ido averiguando qué parte de mi bagaje me va a servir más en relación a mi visión de mi futuro profesional a largo plazo y a mis intereses y motivaciones personales volcadas en el desarrollo de mi Proyecto Fin de Carrera. Por eso, analizando mi Portfolio inicial y el trabajo desarrollado durante los últimos cinco años de carrera, me dado cuenta que hay proyectos que no había tenido en cuenta, pero que sin embargo se relacionan de forma directa con mi proyecto y con mi forma de entender y ver la arquitectura y el urbanismo en la actualidad. A continuación, dejo el enlace al Portfolio modificado en el que he reflejado aquellos proyectos que tienen que ver con:

  • El proyecto arquitectónico en relación al entorno, el medioambiente, el territorio, la cultura local y la sociedad.
  • El proyecto urbano y masterplan a nivel paisajístico y territorial en entornos locales.
  • La intervención a nivel urbano, relacionado con el ocio y el turismo a través de nuevas infraestructuras que se conectan con el paisaje y con la trama urbana.
  • La intervención en patrimonio arquitectónico local, con propuestas de nuevo uso en relación a la tipología, pero manteniendo la esencia del edificio original.
  • La intervención en espacio público en relación con el turismo y los procesos de regeneración urbana.

ACCESO A PORTFOLIO VERSION 2

Materia: entre la tradición y la innovación

Volviendo de nuevo a la parte de investigación programada para esta semana he indagado un poco más acerca de los materiales empleados en las edificaciones de la isla de Hashima y las tipologías edificatorias más relevantes. Podemos establecer que los cambios tecnológicos en cuanto a la edificación y los materiales que Japón estaba experimentando en esa época se vieron reflejados en los sistemas constructivos empleados en las viviendas y demás edificios de la ciudad. La madera, como ya vimos en entradas anteriores, uno de los materiales más tradicionales de la cultura nipona, quedó relegada a un segundo plano siendo solamente utilizada en algunos edificios de poca altura, como material auxiliar en elementos estructurales concretos y en el templo, como fruto del arraigo a las costumbres del país.

La inmensa mayoría de edificios estaban realizados con estructura de hormigón armado, sistema importado de Occidente que supuso un cambio notable en la forma de hacer arquitectura en aquellos tiempos. Con el primer edificio de viviendas de hormigón de toda la isla (e incluso de Japón como algunas fuentes indican) levantado en 1916 comenzó un proceso iterativo de construcción que se extendería a lo largo de los años, y en el que cada edificio pretendía mejorar al anterior en cuanto a la técnica y los conocimientos empleados. El hormigón armado permitió suplir las necesidades de la población creciente, con edificios más altos en un área reducida debido a los problemas de superficie que existían, además de permitir luces más grandes con unas distribuciones más amplias, gracias también a la incorporación de sistemas mediante pilotes. Además, las cimentaciones de hormigón eran más óptimas en el terreno de roca sobre el que se edificaba dotando de estabilidad a toda la estructura portante de los bloques, al igual que muchos de los edificios del área de extracción que también estaban realizados con estas estructuras desde el inicio.

El acero también fue un material utilizado dentro del ámbito residencial y dotacional en casos singulares como en la estructura del teatro Showa-kan o para ampliaciones en algunas cubiertas de edificios existentes de hormigón, pero su uso no estaba aún tan extendido como actualmente. Únicamente se había estado usando para las grandes estructuras del área industrial de la isla, como torres, grúas, etc. y en definitiva dentro del campo de la ingeniería.

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Plano de materialidad por estructura – Álvaro Bernabeu©

Dentro de las edificaciones de la isla, podemos establecer una serie de rasgos comunes que caracterizan el modo de vivir de la población. En primer lugar, es relevante la distribución interior de las viviendas, que se corresponde con la típica japonesa, pero reducida a una única estancia con el recibidor y la zona estar en un nivel inferior, suelo de tarima y un pequeño espacio de almacenamiento. El tamaño dependía de la cantidad de personas que vivieran en su interior pudiendo llegar a tener hasta dos estancias, así pues, se establecía una jerarquía en función de si los trabajadores eran solteros, estaban casados y si además tenían hijos. Los baños, lavanderías y, salvo casos aislados, las cocinas eran comunitarias y se disponían en todas las plantas, hecho que reforzaba el carácter vecinal que existía en este tipo de edificios, al igual que pasaba con los pasillos exteriores que también se concebían como espacios de interacción más allá de las propias viviendas/dormitorio.

Otro factor que comparten la mayoría de edificaciones es la conexión directa de la mayor parte de sus plantas con el nivel de calle. Esto se hacía posible gracias a la propia topografía que permitía que para un mismo edificio se pudiera acceder a distintas alturas, ya que había calles, escaleras o pasarelas que lo rodeaban en cualquiera de sus orientaciones. Gran parte de los edificios también adoptaron la solución de cubierta transitable para aprovechar al máximo el espacio exterior, lo que en definitiva propició una ciudad estratificada con diferentes usos en cada nivel, pero bien conectada en cuanto a sus accesos y la relación entre ellos. Por último, es destacable la presencia de sótano y semisótanos en los que principalmente se desarrollaban actividades como el comercio o se situaban los baños públicos.

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Diagrama de alturas, tipologías y estructura de cada edificio de la isla – Álvaro Bernabeu©

¿Cómo produce un arquitecto?

Esta semana el taller, último de esta asignatura, estaba muy vinculado a las lecturas y las actividades que habíamos realizado alrededor de la temática de el autor (arquitecto) como productor. Para tratar un poco más este tema se organizó una mesa redonda a la que estaban invitados diferentes arquitectos o colectivos cuyo trabajo está relacionado con los modos de producción dentro de la profesión pero desde diversas perspectivas.

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Presentación del taller sobre modos de producción y arquitectura – Álvaro Bernabeu© 

El primero de los equipos fue Husos, una plataforma afincada en Madrid creada por los arquitectos colombianos Diego Barajas y Camilo García que desarrolla proyectos de arquitectura y urbanismo tanto de investigación como de intervención directa en el espacio a través de la domesticidad, el empoderamiento, la cooperación, la transdisciplina o el medio ambiente. La jornada empezó con una conferencia titulada Viviendas (re)productivas de la dispersión acerca de una nueva mirada amplia e incluyente de la producción y de la territorialidad dispersa asociada. El prefijo de lo (re) productivo se vincula principalmente a la posibilidad que ofrece de otros escenarios u otros mundos, con una mirada desde un punto de vista actual pero con un intento también de mirar hacia adelante. Husos defiende la idea de situarnos en frente de una nueva producción o una nueva mirada de lo productivo a través de un nuevo relato relacionado con lo que ellos denominan la territorialidad dispersa de la producción (y de otros campos de lo urbano), siendo esta dispersión no solo geográfica, sino de la cotidianidad ambas reconectadas a través de diferentes mediaciones o escalas. También trataron el tema de la producción capitalista y la relación con una visión más feminista como paradigma del espacio de la vivienda y la producción de las amas de casa. Este nuevo relato tiene dos caras pudiendo diferenciar entre el relato frontal (lo que queda a nuestra vista) y el que relato de la trastienda (lo oculto). En la trastienda encontramos ideas como la naturaleza finita, la extracción incontrolada de los recursos, los deshechos de nuestros recursos productivos, la crisis económica, la crisis ecológica o la crisis social. Esto trasladado al campo de la arquitectura y el urbanismo puede entenderse como que espacios como la universidad, un supermercado, un campo agrícola, pero sobre todo la vivienda, formarían parte de este relato de la trastienda mientras que algunas herramientas espaciales efectivas como la propia distinción entre tipologías estarían vinculadas al relato frontal. Esta doble distinción entre las dos esferas o historias urbanas tiene que ver también al hilo de lo anterior, con la idea de feminismo como construcción de dos sujetos binarios, la división del trabajo según la división de géneros. Es por ello que para Husos la vivienda como tipología arquitectónica se convierte en el campo de batalla de la producción, un laboratorio urbano de la producción capitalista actual con un acercamiento vinculado a lo reproductivo.

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Momento de la conferencia del colectivo Husos – Álvaro Bernabeu© 

A continuación tuvo lugar una breve presentación por parte del resto de ponentes acerca de su trabajo como arquitectos y sus modos de producción. Empezó Miguel Ródenas, arquitecto y co-fundador del estudio COR Asociados que explicó como a partir de un proyecto para un concurso público en el que se implementaba una fachada de cerámica reflectante (iridiscente), a través de diferentes procesos de manufactura y experimentación consiguieron comercializar el material para proyectos de otros estudios de arquitectura nacional e internacionalmente, a través de un productor local y de la gestión por parte del propio estudio y que hoy en día les supone un 20% de los beneficios de su empresa. De forma contraria el estudio ARZE formado por los jóvenes arquitectos Eva Sánchez y Zoe Vega se dieron a conocer a través de un local en la Playa de San Juan que ellos mismos acondicionaron como una especie de showroom de mobiliario (principalmente sus primeros proyectos estaban relacionados con las reformas y el diseño de interiores) para conseguir visibilidad desde la calle y poder captar nuevos clientes aunque actualmente también sirve como estudio donde trabajar. Su filosofía de trabajo está basada en el optimismo y la positividad, buscando en cada nuevo proyecto una oportunidad para dar a conocer sus ideas.

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Presentación del estudio ARZE – Álvaro Bernabeu© 

Seguidamente intervinieron La Fábrica de Hielo, una productora audiovisual afincada en Elche que se dedica a hacer proyectos fotográficos y audiovisuales trabajando con diversos artistas del panorama nacional y que se ha conseguido hacer su ciudad un entorno competitivo en este campo. La producción en este caso viene intrínseca en en el concepto de «productora audiovisual», complementando su actividad con la realización y construcción de escenografías, sets, stands e instalaciones temporales para sus sesiones fotográficas o sus videoclips. Sus beneficios se reparten en función del grado de trabajo o implicación de cada uno de los miembros, aunque parte se destina a su propia empresa.

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Presentación de la productora La Fábrica de Hielo – Álvaro Bernabeu©

El colectivo Crearqció es una cooperativa formada por arquitectos egresados de la Universidad Politécnica de Valencia, unidos bajo el convencimiento común de que hay una forma diferente de hacer arquitectura. En su corta trayectoria, iniciada desde antes incluso de finalizar sus estudios, destacan sobre todo los procesos participativos vinculados al territorio local de los municipios del entorno de Valencia. Su trabajo se apoya en cuatro pilares básicos: el diseño, el territorio, la vivienda y el (auto)aprendizaje. La jerarquía de la cooperativa es horizontal, sin establecer ningún rol que destaque por encima del resto, si bien es cierto que la antigüedad dentro de la misma influye en el reparto de los beneficios que puedan obtener a partir de su trabajo.

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Presentación del colectivo Crearqció – Álvaro Bernabeu©

Por último, en la sesión de la tarde intervino Lluís Alexandre, arquitecto por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona e investigador, actualmente doctorando en la Universidad de Princenton, que explicó su trabajo como comisario de la Trienal de Arquitectura de Oslo del año pasado bajo el lema After Belongings donde se exponían diversas producciones, acciones y discursos vinculados con las nuevas formas de residencia, el turismo, la crisis de los refugiados y las arquitecturas que hacen de frontera entre estos conceptos.

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Presentación de Lluís Alexandre sobre la Trienal de Oslo – Álvaro Bernabeu©

Tras todas las presentaciones tuvo lugar una breve mesa redonda acerca del papel del arquitecto como productor en sus diversas facetas y las implicaciones sociales y laborales que conlleva el trabajar desde diferentes posturas partiendo de una misma profesión. Desde mi punto de vista creo que en general todas las presentaciones estuvieron muy acertadas en el modo de explicar en qué consistía cada uno de los trabajos para poder establecer una comparativa entre los diferentes modos de producción. Desde arquitectos con experiencia a recién egresados, pasando por nuevas formas de ejercer la profesión alejadas de los convencionalismos establecidos tradicionalmente o el papel de la investigación como forma de producción arquitectónica, creo que esta jornada nos ha ayudado a abrir los ojos al gran abanico de oportunidades que se nos presenta y para las que estaremos «habilitados» al finalizar el Máster, sabiendo que cualquiera se puede buscar en hueco en el mercado laboral desde diferentes aproximaciones, siempre siendo fiel a las convicciones y a las motivaciones personales, teniendo la esperanza de poder trabajar en algo que te gusta y en lo que crees.

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Momento del debate/mesa redonda – Álvaro Bernabeu©

¿El arquitecto como productor?

A raíz de las lecturas y del taller de esta semana, cabe preguntarse que papel juega el arquitecto en la producción y que tiene que ocurrir para que pueda ser considerado como productor. En este caso, para preparar la mesa redonda del jueves pasado, se nos pedía buscar en la red una imagen en la que un arquitecto, creativo o autor estuviera retratado como productor, es decir, que no fuera la típica pose clásica en la que el propio personaje fuera consciente, si no que de forma más casual estuviera envuelto, inmiscuido, introducido y «produciendo» en sus entornos más habituales. Esto puede servir como punto de partida para entender como, a partir de pequeños procesos en los que el autor tiene un rol más activo que el de simplemente un espectador, se generan el tipo de situaciones que lo sitúan como productor. Esto, extrapolable a nosotros mismos y a nuestros proyectos, vendría a significar qué situación es necesaria para que actuemos no solo como arquitectos, sino como productores dentro de nuestros entornos de trabajo. En mi caso he realizado una doble búsqueda, una primera en la que aparece un arquitecto reconocido como productor simplemente y otra en la que el arquitecto, además de estar retratado como productor, demuestra una metodología o forma de trabajo con la que me siento identificado desde el punto de vista de la producción.

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Buckminster Fuller probando una cúpula geodésica con sus alumnos – R. Buckminster Fuller©

En el primer caso destaco la figura de Richard Buckminster Fuller, el que en la imagen superior aparece retratado haciendo una prueba de carga del primer modelo de cúpula geodésica que realizó en un taller con sus alumnos del Instituto de Diseño de Chicago (1948). Moviéndonos dentro del campo de las estructuras pero extrapolando a otros ámbitos de la arquitectura considero importante el hecho de que los modelos no solo sean diseñados sino también testados en sus dimensiones o entornos reales para poder determinar realmente el alcance de lo que hemos producido y comprobar su validez. A pesar de que posiblemente en mi proyecto no trabaje ni centrado, ni al 100% con el campo de las estructuras, considero que se puede tomar como ejemplo esta idea de «prueba-error» en todos los procesos de diseño y en la producción de obras, en nuestro caso, de arquitectura, siempre y cuando, además nosotros estemos implicados en conocer que es lo que pasa cuando introducimos o se mide el impacto de nuestros diseños en los entornos de actuación de cada proyecto, para que realmente nuestro rol pase de ser únicamente pasivo a activo.

Carlo Scarpa analizando los dibujos de Frank Lloyd Wright – Mario De Biasi©

Por otro lado, también he decidido destacar la figura del arquitecto italiano del siglo XX Carlo Scarpa. En su arquitectura veo reflejados mis intereses sobre el patrimonio y la intervención desde los valores propios de la cultura popular con una visión más contemporánea (algo que se puede percibir en obras como el Castelvecchio de Verona), además del estudio de otras arquitecturas de contextos culturales distintos al propio como en la imagen superior donde se puede ver a Scarpa estudiando los dibujos de Frank Lloyd Wright. También considero relevante su interés por los materiales locales en sus proyectos, así como la atención en cada pequeño detalle del diseño global o la multiescalaridad de su producción, desde obras de arquitectura hasta objetos de diseño como cristalerías (abajo se le puede ver como supervisa la fabricación de un diseño con cristal de Murano, típico de la región de Venecia donde Scarpa nació). En este sentido, creo que en cada proyecto se debería poder trabajar con los materiales y arquitecturas locales y tradicionales que se tengan a mano o sirvan de referencia, así como prestar atención a cada detalle del proyecto independientemente de la escala con la que se trabaje. Por último considero vital en nuestro trabajo como arquitectos tener una mirada crítica hacia las obras consideradas como patrimonio y siempre que haya que intervenir intentar aportar no solo una visión propia desde las ideas contemporáneas, sino respetando la tradición y poniéndolas en valor para la actualidad.

Carlo Scarpa con el cristalero Arturo Biasutto en la fábrica Venini (Murano) – Archivo Histórico Instituto Luce©

CdT_El autor como productor

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BENJAMIN, W. (2004). El autor como productor. Ciudad de México: Ítaca.

 

 


El texto para esta semana se corresponde y comparte nombre con el taller que realizaremos esta semana acerca de los modos de producción, El autor como productor (o el arquitecto como productor, para entendernos en nuestro ámbito). En el texto se expone principalmente la relación de artistas y escritores con la producción de sus obras conforme al escenario político del momento (en la época en la que se escribe, 1934, el texto pretendía ser una crítica al fascismo imperante y hacer tomar conciencia a los intelectuales del necesario apoyo a la clase obrera y su tarea como productores). Haciendo un análisis comparativo entre la tendencia y la calidad para elaborar una crítica política, Benjamin pone de ejemplo la poesía, la cual ha sido constantemente tema de controversia de si tiene o no derecho de existencia o si es o no una obra literaria; para dar el valor que merece, dice el autor que debe tener la tendencia correcta y que el desempeño sea de calidad, por lo cual establece que la relación entre tendencia y calidad son de suma importancia para el valor de una obra. Por otro lado, la tendencia política correcta incluye una tendencia literaria que permite analizar socialmente una producción literaria y materialista para determinar la posición de ésta en una época concreta y que además determina su calidad.

Respecto a los escritores (autores), el texto distingue entre operantes (cuando lo que se escribe aporta algo nuevo, se vuelve un productor de información, con una clara tendencia y calidad propias) o informantes (en tanto que repiten una información ya dada o que sus obras giran entorno al dominio de una ideología o tendencia). El autor considera complicado distinguir una obra que informa de una que opera, y pone como ejemplo los periódicos donde se puede observar con más claridad esa divergencia porque por un lado se habla de cultura y política y por otro de crítica y producción, lo que evidencia la diversidad de tendencias y formas literarias de expresión. La propuesta que hace Benjamin del autor como productor parte en ese caso de la situación de la prensa («la prensa es la instancia más definitiva dentro de este proceso; es por ello que toda consideración del autor como productor debe avanzar hasta ella«) donde el escritor se ve condicionado por lo social y desde la que debe contribuir activamente a la tendencia creciente del sistema para se considerado autor como productor y no simplemente un contrarrevolucionario.

En estos contextos el autor como productor debe vencer las oposiciones que mantienen atada la producción de los intelectuales para que tenga un progreso considerable, siendo el progreso técnico la base para su progreso políticoLa propuesta de Benjamin consiste en que los autores sean productores y que sus productos tengan una función organizadora, siendo la tendencia la condición necesaria para dicha función. Finalmente, el texto también defiende que el autor como productor tiene como punto de partida la realidad y que éste tiene como tarea urgente el preguntarse por su posición en el proceso de producción para disminuir su tendencia a ser hombre de espíritu y convertirse en productor revolucionario de su tiempo.

Desde mi punto de vista, y haciendo una analogía con nuestro ámbito de producción que es la arquitectura, considero que este texto nos hace reflexionar desde el punto de vista del papel que adquirimos en la sociedad no solo como autores de obras (de arquitectura), sino también como productores a través del posicionamiento que tomamos con respecto a la realidad que nos rodea. Tenemos que pasar, en términos del propio texto, de ser meros informadores a ser operantes en nuestros desarrollos, es decir, aportar algo nuevo y que ese algo puede suponer una forma de crítica en la que no importa tanto la tendencia actual que sigamos sino la calidad del resultado final.